Maniac and Sweet love

Día 1- parte 2-


-Haber muchachos, es hora de trabajar- ordeno Skipper- el zoológico esta a punto de abrir.

Y con eso comenzó mi verdadera labor del día. Sinceramente pensé que seria algo más emocionante, pero vi que estaba realmente equivocado, ya que solo realizaban marometas, giros, caras de ternura, entre otras cosas solo para ganar un pescadito, era exactamente lo que los pingüinos de la colonia hacían a la hora de comer, eso hacia que me sintiera como en casa y me dejara llevar. Paso el día, dando lugar a la tarde-noche, cuando el zoológico cerraba sus puertas y pasaba a ser territorio de animales, era hora de conocer a los demás animales.

-Ya es hora-dijo Cabo con emoción- ya quiero conocer a los nuevos.

-Si, tal vez halla alguien con quien compartir mis ideas- agrego Kowalski, al parecer imaginando en su cabeza.

-gsdhswuahaudueag (o alguien que le guste hacer ¡boom!).

-Eso seria un problema- le respondió Skipper- si juntamos la idea de Kowalski con la tuya Rico seria un total desastre. Martini, tu que venias en uno de los camiones, ¿con que animales te toco venir?- me pregunto.

-La verdad no recuerdo, venían platicando y solo escuchaba las voces, pero no preste atención ya que en el trayecto me dormí.

-Muy mal- dijo dándome un aletazo en la cabeza- será mejor que vayamos a ver donde esta ese hábitat.

Pero algo dentro de mí dudo antes de poder seguirlos, sabia que si llegaba a ver mas mamíferos podría ponerme como loco.

-Este, chicos, creo que deberían ir ustedes- propuse muy dudoso, rece por que no notaran mi pánico.

-Pero si tú también eres nuevo, y tienes que presentarte con los demás- explicó Cabo.

-Cabo tiene razón, eres nuevo y los demás animales tiene que conocerte, es parte del protocolo social en el área de trabajo- término de explicar Kowalski.

-Si, entiendo, pero verán, no, no me siento muy bien- trate de justificar

-¿Qué pasa soldado, acaso nos estas ocultando algo?- pregunto el líder con aires de sospecho.

-No, no claro que no.

-Entonces no tienes excusa para no ir, es tu deber- me ordeno Skipper.

Muy dentro de mí tenía un mal presentimiento, sabia que al ver mas animales podría ponerme eufórico y no quería causar una mala impresión. Después de convencerme de ir, salimos del hábitat y nos aventuramos a encontrar el hábitat del oso pardo; fue simple, ya que debimos seguir a Marlene, la cual nos había estado esperando fuera de nuestro lugar.
Al llegar al mencionado lugar… ¡DIOS! Parecía que me daría en cualquier momento una taquicardia. El lugar estaba lleno de muchos animales: había un elefante, cielos que trompa, que enorme era; monos, criaturas sorprendentemente similares a los humanos; un canguro, santa madre de dios, una criatura que parecía estar mezclada entre un conejo y un perro; cielos, aquellas lobas eran una maravilla; tantas criaturas que había, que si me ponía a pensar, que quien las hubiera creado era todo un genio. Parecía una pulga perdida en la sección de perros en control animal.
Seguimos caminando por el lugar hasta llegar con una tigresa, OH cielos, magnifico animal, mi ser estaba a punto de estallar, poco faltaba por que me saliera espuma por el pico.

-Hola, ya llegamos- dijo Marlene saludando a la tigresa

-Hola que bueno que vinieron, les agradecemos de antemano esta fiesta- contesto la felina

-No hay de que, creo que ya estamos todos ¿no?- pregunto Marlene

-Negatorio- respondió Skipper

-Bueno en ese caso, chicos acérquense- hablo a los animales nuevos, osease yo también, mientras nos formábamos- muchas gracias animales lugareños de Central Park, mis compañeros y yo les damos las gracias por recibirnos con esta bonita sorpresa-hablo la tigresa- antes que nada y para ir calentando esta fiesta nos presentaremos para poder romper el hielo, Mi nombre es Ari y vengo del Wild Animal Park en San Diego-termino

-Mi nombre es Bob-dijo el flamenco macho

-Yo soy Presea y ella es lizzy- dijo una de los flamencos hembra

Era el turno del oso pardo, pero al parecer se había quedado dormido, así que una de las lobas rompió su burbuja de mocos.

-Ham, Ham, ¿Que sucede?- dijo adormilado

-jiji, es tu turno señor oso- dijo la misma que lo había despertado

-ah, si, mi nombre es Gumball- y diciendo esto volvió a dormirse

-awwww que tierno- dijo la loba- ¡Hola! Mi nombre es Electra y ella es- dijo cediendo la palabra a su compañera- Alaska, y somos hermanas- dijo la hermosa loba pelirroja.

Era mi turno, y no sabia que hacer, estaba tan nervioso, sabía que causaría alboroto y no quería causar tal cosa, sentía como mis ojos casi se desorbitaban, trataba de calmarme internamente, pero era inútil.

-adelante Martini, es tu turno- me alentó Skipper

-Yo- Yo- hablaba entre cortado, mi corazón estaba fallando.

-Vamos pequeño- dijo aquella loba de pelo rojizo tratando de quedar casi a mi altura- no tengas miedo, nadie te hará nada- dijo terminando con una sonrisa.

Esa sonrisa, ese rostro, ese pelaje, ese TODO de aquella loba fue la gota que derramo el vaso, sentí como si mis patas palmeadas se derritieran, y de pronto comencé a ver todo negro y caí.
Cuando abrí los ojos, sentí como si solo hubiera sido un momento, pero en realidad había sido toda la noche.
Me encontraba acostado en el piso, en una especie de cámara completamente hecha de concreto, recuerdo haber visto una televisión, una mesita y unos huecos en la pared entre otras cosas, a mi lado sentí una presencia, enfoque bien mi vista borrosa, y fue que vi a Marlene chocando mi temperatura, a su lado se encontraba Skipper y su esposo.

-Al parecer esta bien, miren, ya esta reaccionando- dijo ella incorporándose

Sentí como rápidamente volvían esas ansias y nervios, como si de un drogadicto al que le faltara su dosis se tratara. Mi interior ya no pudo contener mis ansias… y explote.
Salte, incorporándome del piso, mi vista estaba fija en una sola cosa… Marlene, aquel mamífero semiacuatico, al que tenia muchas ganas de comprender. Salte hacia ella, casi la tumbaba, comencé a tocar cada pedazo de su cuerpo, no de una manera pervertida, sino de conocimiento, deseaba mucho saber sobre los mamíferos, que ese deseo se había vuelto una obsesión; pobrecita, aun lamento haberla tratado así, haber actuado de esa manera. Marlene por su parte taraba de alejarse, al igual que trataba de mantener a salvo su vientre de cualquier peligro que pudiera pasar. Sin pensarlo mucho, Antonio me tomo de una de mis aletas y me aventó lo mas lejos posible de su querida esposa, como pudo la saco de ahí cargándola.

-¡Pingüinos locos!-grito realmente enojado- sabia que no era una buena idea traerla con ustedes.

Y diciendo eso, se alejo. Pobre Marlene, su cara mostraba pánico puro. Mientras tanto, los demás pingüinos me miraban atónitos, yo por mi parte me había refugiado en una de las esquinas de aquel cuarto, tratando de calmarme y auto recriminándome por lo que había pasado, había roto la promesa que le había hecho a Tony.

-¿¡QUE SALMONES TE OCURRE SOLDADO!?- grito Skipper- ¡PUDISTE HABERLA DAÑADO!

El silencio reino por unos momentos, hasta que de mi salieron pequeños sollozos.

-Lo-lo siento- comencé a llorar- no fue mi intención… estoy mal… lamento ser como soy…

-¿Pero entonces como eres?- pregunto el mas pequeño, tratando de consolarme dándome unas palmeadas en la espalda

-Creo… creo que deben saber mi pasado…- conteste algo triste- verán, yo, no tuve padres, y si los tuve jamás los conocí, ya que cuando solo era un huevo, unas personas me encontraron y me llevaron al refugio, fue ahí cuando Tony me cuido y me crío como si fuera un hermano…

-alto, alto, alto- interrumpió Skipper- ¿de casualidad Tony no es un pingüino emperador?

-así es- respondí

-¿acaso lo conoces?- Pregunto con curiosidad Kowalski

-¿Conocerlo? JA era mi compañero, un agente secreto de respeto, fue un verdadero placer haber trabajado con el, me alegro, ahora se que vienes de una mente experta- termino con una sonrisa. Si claro, como si me fuera a unir al ejército.

-si, Tony fue mi hermano mayor, el me enseño muchas cosas, y yo de pequeño sinceramente no sabia que existieran mas animales, hasta que el me consiguió mi libro… pero ocurrió un problema, ya que, al ver nuevos animales, nuevas criaturas y especies, mi fascinación se convirtió de la noche a la mañana en una obsesión. Tony sabía que eso estaba mal, así que me hizo prometer que  me controlaría si llegaba a encontrarme con otro animal que no fuera un pingüino… por eso, lamento haber causado ese alboroto.

Se quedaron callados, como di analizaran mi situación.

-Mm, Kowalski, Dame un análisis- ordeno Skipper al científico

Se acercó a mi con herramientas variadas- de acuerdo a la descripción y a su comportamiento anterior, diría que tiene una manía que podríamos llamar como "mamífero filia"

-¿Y eso es?- pregunto Skipper

-una extraña obsesión compulsiva hacia los mamíferos

-Mm ya veo- Skipper se acerco a mi- no te preocupes Martini, nosotros nos encargaremos de recuperarte al 100% de esa manía. Veras que muy pronto dejaras esos ataques obsesivos.

Sabia que nada bueno saldría de una intervención de ellos, ha como se comportaban, sabía que me iba a doler mucho, pero mucho más importante, aun no sabía si de verdad quería recuperarme. Esa noche nos retiramos a dormir, y ya que no había un lugar para mi, opte por dormir en la mesa.